Ir al contenido
_
_
_
_

“Altas concentraciones de ceniza” y humo de gasolina: los indicios que apuntan a que en el rancho de Teuchitlán hubo crematorios clandestinos

Un estudio de investigadores de la Secretaría de Ciencia, al que ha tenido acceso EL PAÍS, identifica alteraciones en el lugar donde familiares de personas desaparecidas han denunciado el hallazgo de enormes cantidades de huesos

Location of the pixel with the maximum value of the NDAI5 index.

Un estudio de investigadores de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación del Gobierno de México, al que ha tenido acceso EL PAÍS, ha identificado “altas concentraciones de ceniza” y humo de hidrocarburos en el rancho Izaguirre de Teuchitlán (Jalisco) en 2019, años antes de que se descubriera su vínculo con actividades criminales. En las últimas semanas, el Ejecutivo, dirigido por Claudia Sheinbaum, ha señalado que el rancho fue usado como centro de entrenamiento del grupo criminal Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y ha dejado ver, además, que el grupo mató y torturó gente allí.

En las imágenes satelitales analizadas, las cenizas aparecen exactamente en los mismos lugares del rancho, donde familiares de personas desaparecidas denunciaron, a principios de marzo, el hallazgo de crematorios clandestinos de personas, tras la aparición de cientos de fragmentos de hueso en el lugar. El colectivo de familiares que denunció la situación, Guerreros Buscadores de Jalisco, ha dicho que en el rancho funcionó un centro de exterminio, expresión que el Gobierno ha tratado de evitar, actitud que ha generado una enorme polémica en el país, víctima desde hace dos décadas de altísimos niveles de violencia.

Investigation work at the Izaguirre ranch, March 11, 2025.

El estudio, entregado esta semana a la Comisión Estatal de Búsqueda de Jalisco, no se conocía públicamente. A la vista de lo ocurrido en Teuchitlán, los investigadores se dieron a la tarea de analizar cientos de imágenes del satélite Sentinel-2, de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés), para determinar la presencia de cenizas y columnas de humo en el rancho. Para ello emplearon una plataforma ideada por el Centro de Investigación en Ciencias de Información Geoespacial (CentroGeo), de la Secretaría de Ciencia, antes Conahcyt, que ya ha participado en otras investigaciones de alto perfil, como la del caso Ayotzinapa.

En la plataforma, el CentroGeo activó un medidor de su creación, el NDAI5, que permite captar concentraciones de ceniza inusuales, a partir de las capas de infrarrojos de onda corta de las imágenes tomadas por el satélite, color que el ojo humano es incapaz de ver. Para evitar errores, eliminaron todas las imágenes en que aparecían nubes. Los investigadores dieron entonces con un evento singular, el 22 de febrero de 2019. Ese día, el Sentinel-2, que capta cantidad de colores invisibles para el ojo humano, entre ellos las mencionadas capas de infrarrojos de onda corta, pasó por encima del rancho. Al aplicar el índice NDAI5, enseguida saltó un pico de concentración de ceniza.

Serie temporal del NDAI5 en el rancho Izaguirre, a partir de la cual se detectó una anomalía del 22 de febrero de
2019.

Y no solo eso. En la imagen normal, sin capas de infrarrojo, los investigadores observaron además una “estela de humo negro” que se originaba en el Rancho Izaguirre. La combinación de la alta concentración de cenizas en la zona delantera del rancho, donde Guerreros Buscadores de Jalisco han dicho que encontraron crematorios clandestinos, y la estela de humo negro, que los investigadores vinculan sin duda alguna a “la quema de hidrocarburos como gasolina, diésel o llantas”, apuntala una de las teorías de lo ocurrido allí estos años, esto es, la del centro de exterminio. El hecho de que este evento ocurriera en 2019 alimenta además una duda inquietante: ¿Durante cuánto tiempo usaron los criminales este rancho para sus actividades?

José Luis Silván, uno de los autores del estudio, parte de CentroGeo, dice: “Aunque no nos atrevemos a decir que sean personas quemadas, porque esas trazas de cenizas se pueden producir de varias formas, a la luz de otra evidencia y lo que está ocurriendo, hay muchas posibilidades de que sí sea así”. Sobre la presencia del humo en el rancho, situado en una zona agrícola, Silván añade que, después de ver cientos de imágenes satelitales, están seguros de que una estela de color negro, como la captada el 22 de febrero del 2019, es producto de una hoguera con hidrocarburos, ocurrida dentro del rancho, que, como recuerda el experto, no tenía actividad agrícola en su interior.

Datos de otros satélites consultados por este diario refuerzan las conclusiones del estudio. El Sistema de Información de Incendios de la NASA (FIRMS, por sus siglas en inglés) señala, por ejemplo, que en las fechas previas a la identificación del pico de ceniza hubo actividad de fuego en el área del rancho, a lo largo de 15 días, registrada por los satélites de la agencia espacial estadounidense. Según la herramienta, la detección de fuego comenzó el 26 de enero de 2019 y se mantuvo constante hasta el 9 de febrero. La investigadora Gabriela Belaunzarán, geoinformática y analista espacial, sostiene que, tomando en cuenta los indicios de cremación hallados por los colectivos buscadores y la identificación de ceniza, el fuego detectado por los satélites de la NASA a lo largo de dos semanas puede corresponderse a un incendio controlado, alimentado y sostenido intencionalmente. Las imágenes del FIRMS impiden, sin embargo, a diferencia del Sentinel-2, determinar si los fuegos ocurrieron dentro del rancho o en su entorno cercano.

Vista aérea del rancho Izaguirre, el 10 de marzo.

Experimentos con cerdos

El estudio recoge la experiencia de un trabajo de varios años. En 2021, la Comisión Nacional de Búsqueda, dependiente de la Secretaría de Gobernación, financió una serie de experimentos al CentroGeo, con el objetivo de desarrollar “índices para la detección de sustancias que tienen aplicaciones en la búsqueda forense”. Para entonces, México ya contaba cientos de fosas clandestinas a lo largo y ancho del país, y conocía la experiencia de espacios donde criminales habían quemado o deshecho a sus víctimas, caso de La Gallera, en Baja California, donde Santiago Meza, alias El Pozolero, había disuelto cientos de cuerpos a lo largo de los años, o el del rancho El Limón, en Veracruz, donde presuntos integrantes del CJNG mataron y deshicieron a cinco muchachos, desaparecidos en 2017.

La idea del experimento era explorar capacidades de rastreo, más allá de la batida constante de colectivos de familiares de personas desaparecidas de todo el país, verdadero motor de búsqueda de esta tragedia, que deja hasta la fecha más de 115.000 desaparecidos, 15.000 en Jalisco. Así, los investigadores se pusieron manos a la obra. “Se quemaron restos de cerdos para simular la presencia de tejido humano, utilizando materiales que suelen usar grupos criminales para disolver cuerpos humanos (tales como sosa cáustica, cal y ácido muriático, entre otros)”, señala el estudio. “Con ello, se diseñaron una serie de índices (...) de los cuales el índice NDAI5 fue el más indicado para usar con imágenes Sentinel-2 y detectar la presencia de cenizas”, añade.

En los experimentos, los investigadores emplearon su propia cámara, capaz de fijar una gran cantidad de “bandas espectrales” o, lo que es lo mismo, colores imperceptibles para el ojo humano, a diferencia del Sentinel-2, que apenas fija “12 o 13”. Eso facilitaba mucho el trabajo y enriquecía los análisis posteriores, pues permitía identificar trazas de combustibles específicos, etcétera. Además, eliminaba el problema de las nubes, ya que usaban cámaras desde drones, cerca del suelo. En todo caso, aquellos trabajos previos permitieron la creación de los medidores. Algunos medían la concentración de cenizas, otros la presencia de combustibles. Ya con Teuchitlán en la mira, iniciaron un proceso de prueba y error, hasta descubrir que uno de los medidores, el NDAI5, funcionaba bien con el Sentinel-2.

El estudio debe entenderse como una expresión de mínimos de lo ocurrido en el rancho y toda la región Valles, en Jalisco, donde se han encontrado otros centros de entrenamiento parecidos, vinculados al CJNG. Silván señala que, desde enero de 2018, fecha en que el satélite empezó a mandar información, localizó “8.000 puntos de anomalía” en la región, es decir, “valores muy altos de concentración de cenizas”. Evidentemente, muchos apuntan a actividades agrícolas, sobre todo por el color del humo, blanco o gris. “Pero de cuando en cuando, sí encontramos uno de color negro. Y vas al predio, en la imagen satélite, y ves un basurero o un lote baldío, sin actividad agrícola, y son sospechosos. Ya les hemos pasado esos datos a la comisión estatal de búsqueda”, apunta el experto.

Ocurre además que el Sentinel-2 solo manda información cada seis días, a diferencia, por ejemplo, del de la NASA, que lo hace a diario. De las imágenes que analizaron en el estudio, hay algunas que los investigadores prefirieron desechar, por la presencia de nubes, lo que generaba cegueras informativas de 12 días o más. Eso abre cantidad de posibilidades, sobre todo si se cruza esa falta de datos con los que ha obtenido el FIRMS, de la NASA, estos años. Aunque si bien este manda información a diario, no lo hace con el nivel de detalle del europeo.

NASA image confirming the presence of fire in the ranch (see pin), February 2019.

Además de los datos de enero y febrero de 2019, los satélites de la agencia estadounidense identifican otros eventos de calor en las inmediaciones del rancho de Teuchitlán estos años. A veces, las coordenadas aportadas por FIRMS caen dentro del terreno, otras fuera. El margen de error de las mediciones de esos satélites es de unas decenas de metros. Las fechas en las que la detección de fuego es más próxima al rancho, de acuerdo con la herramienta de la NASA, son el 13 de mayo de 2021 (la actividad de fuego duró 19 días), el 15 de marzo de 2023 (23 días), el 22 de enero de 2024 (hubo dos incendios: uno que duró dos días y otros 30 días) y el 2 de febrero de 2025. En este último caso, se registró fuego en varios puntos en torno al predio. La emisión de calor duró entre 20 y 30 días. Poco después de eso, el primer fin de semana de marzo, el descubrimiento del rancho saltó a la prensa nacional.



Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

_
_